sábado, 8 de enero de 2011

El Arte de volverse Viejo


Muy a menudo, me dejan comentarios en el sentido de: "Siento que te conozco", "Eres mi alma gemela", "Pensamos igual" o "Debimos conocernos de otra vida", y cosas por el estilo. Ahora me río de todo eso. Ni yo mismo me conozco. Es algo en lo que apenas he comenzado. Yo mismo me sorprendo todavía. Aún puedo ser bastante cursi, y jugueton en los escarceos románticos, pero ya empiezan a rechinarme las rodillas. Cosas que antes me llamaban la atención, ya salen de mi horizonte, les pedí salieran o las he echado fuera. No creia en los cambios que involucra la edad, pasar de los 30 es como estar en una guerra donde viste caer a mucha gente contemporánea y seres queridos, aproximarse a los 40 está peor. El organismo empieza a cobrar facturas. ¿Y que va uno a hacer? Seguir hasta que el cuerpo aguante o hasta donde de la sabiduría Zen leída de un empaque de cereal, respirar... exhalar... respirar... exhalar (repita hasta sentirse bien); dejo el jueguito a los dos minutos. Ese es uno de mis grandes defectos, no mantenerme en las cosas, no perseverar. Rendirme fácilmente. Más no del todo, no estaría aquí escribiendo. Ya no sé, ya no quiero, pero debo seguir. Que dilema. Es preciso dejar de ser un dramático, para volverse uno comediante o actor de reparto o hasta extra de su propia película, la de la vida de uno. Dejar de ser el protagonista. Porque en mi vida no hay nadie de sobra, todos son primeros actores y primeras actrices. Si mi vida fuera una película sería bastante extraña; mezcla de cursilería, bravuconerías, sexo deslunado, poesía, dolor del bueno (¿Hay dolor del malo?) y el definitivo misterio sin resolver: La Mujer. En fin, me quiero relajar en medio de la tormenta. Traigo una nueva frase que leí en el periódico ayer: "Pocas expectativas, mucha serenidad". Me ha servido, me la digo cuando me empiezo a poner dramático, y si funciona, me aterriza de inmediato. Más no estoy interesado en llegar a viejo, por ahora me interesa aprender a escuchar para ser un buen conversador, aprender algún idioma nuevo como el Alemán o Francés. Ja, Güi Monseuir... La edad acaba por imponerse. Quizá aún me queden un truco o dos bajo la manga para mostrarselos a la Vida (Iba a escribir: contra la Vida, pero ya baje la guardia, me estaba poniendo rigido esa postura). La Vida no es fácil es de todos sabido, pero si puede ser tránquila y serena si uno quiere, aún en medio de problemas, enfermedades, dilemas, decepciones, desilusiones, y un largo etcétera. Puedo (he tenido que aprender) vivir con circunstancias que a los 20 me hubieran aterrado sólo de saber que las iba a confrontar más adelante en mi vida. A esa edad, por las noches me aterraba la idea de perder a mis padres, lloraba como si fuera cierto; ahora cercano a los 40, mi madre se ha ido y sigo de pie. Las canas de mi sien izquierda no están ahí en vano. Mi mirada brilla todavía, mi sordera del oído izquierdo anda en un 50 por ciento, y si bien no hay mejora tampoco empeora. No sé para que escribo todo esto. Para darme cuenta... que áunque maduro aún soy joven y que no estan malo aprender a reír cuando debía haber llorado, y viceversa. Que no es muestra de debilidad llorar como una colegiala cuando las lagrimas quieran decir más que las palabras. Que no es muestra de debilidad sentir miedo, que no es tibieza cambiar de opinión entre salir a caminar en una fría mañana a quedarme cubierto por las calientes cobijas en mi cama e intentar encontrar ese sueño raro y bello de anoche. Hoy soy feliz con tan poco; adoro estas plantillas para calzado que me hacen sentir que camino sobre las nubes, me costaron 20 pesos en una farmacia, al salir de esta no alcance a ver al condenado Sioux que me disparo una saeta, acertando en mis costillas izquierdas provocando un dolor que me hubiera hecho aullar si fuera un Lobo; poco me falto. ¿El corazón? No aquí, no ahora, suplique... cuando estaba a punto de doblarme del insoportable flechazo, invoque a mi Chapi-Chapi, y de repente el espasmo fue cediendo lentamente hasta desaparecer. Finalmente me convencieron de matricularme en la materia de Aprenda a Envejecer. Seamos artesanos pues.