martes, 15 de febrero de 2011

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Por el beso que me das en el agua cristalina.
Por la caricia en mi cara en el viento matinal.
Por el abrazo en la tarde estival.
Por el dejo de ternura al contemplar mi cielo cada noche
y buscar tu estrella... ¡Incansablemente!
Por las gotas de rocío que alimenta a toda rosa.
Por el eco de tus dulces pisadas.
Por las notas predilectas del clavicordio perfecto.
Por que queremos que perdure nuestro encuentro.
Por no quisimos olvidar lo vivido.
Porque no pudimos olvidar el trayecto compartido.
Porque nuestros corazones jamas se separaron.
Porque nuestras almas jamás dijeron Adiós.
Joya inédita en páramo de infortunios.
Por tus sonrisas que van conmigo.
Por tus miradas que me atan.
Mi baluarte, mi fortaleza.
La otra Mitad del Cielo.

Por el recuerdo de lo que fuímos; y un dolor mudo de haber sido y no ser ya más. Ciento Once Veces grito Te Amo en el acantilado de tus labios, dónde caigo interminablemente. Siempre. Empezamos siendo Uno, Somos Uno, y volveremos a ser Uno.

Nostalgia por nuestra divina unión. Reminiscencia pura es lo que queda; y ella basta para realizar el encanto de sentirte en cada paso, en cada rasgo de cantera enmohecida, en la suavidad de cada heróico petálo, en el nombre de cada astro atrevido, en las notas del laúd prohibido, en el murmullo del riachuelo nocturno; en todo lo alto, en la tersura de las arenas del tiempo, en las curvas más tiernas de la manzana; en la inocente promesa de quedarme y no partir de tu Jardín. Y no te busco; te encuentro. Sujetame fuerte que vas conmigo. El Mundo es nuevo.. ¡Lo que nos falta por nombrar!